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Planificación y política ambientales en el año de Río+20, por Diana Durán

 

A 20 años de la Eco 92 -considerada como el punto de partida de la conciencia ambiental global-, los problemas ambientales se agravan. En ese contexto, se torna sustantivo el diseño y la aplicación de modelos de gestión capaces de fomentar y conciliar objetivos que constituyan el desafío sustancial de la sociedad y sus actores.

En el año de Río +20, a 20 años de la Eco 92 -considerada como el punto de partida de la conciencia ambiental global-, los problemas ambientales se agravan y no hay duda que la necesidad de encarar proyectos sustentables está en el core de la respuesta humana al reto ambiental. No estamos pensando en megaproyectos ni en grandes acuerdos mundiales, sino en proyectos sustentables, tecnologías blandas, locales, de innovación en la gestión, de cooperación encaradas por las comunidades y con una fuerte inserción de la educación ambiental en todos los niveles del sistema educativo. Se trata de promover muchos proyectos ambientales gestados con una fuerte participación ciudadana, distribuidos en pequeños territorios que al yuxtaponerse generen procesos de “territorialización”.

En ese contexto, se torna sustantivo el diseño y la aplicación de modelos de gestión capaces de fomentar y conciliar objetivos que constituyan el desafío sustancial de la sociedad y sus actores. En la actualidad, es ampliamente aceptado que los sistemas de planeamiento juegan un rol destacable para promoverla sustentabilidad.

La planificación ambiental se desarrolla en un marco de interdisciplinariedad que genera progresos metodológicos como consecuencia directa de un aprendizaje mutuo entre los especialistas de las distintas ciencias de la naturaleza y de la sociedad y las comunidades, cuando pueden participar de manera intensa en estos procesos.

El tema de la planificación ambiental, cobra cada día más un cariz más significativo frente a las necesidades cada vez más apremiantes de concretar la sustentabilidad a través de instrumentos y procedimientos para la acción. El objetivo es plasmar en ideas específicas la forma en que se deberían aplicar para usar de manera sustentable y restaurar, en caso de deterioro, los sistemas naturales y sociales, reflejando criterios racionales de ponderación de los impactos ambientales negativos o de prevención de los riesgos naturales y tecnológicos, entre otras cuestiones.

La planificación surgió inicialmente a partir de la planificación territorial, física o regional pero con el tiempo se inscribió en el marco de la gestión ambiental. En muchas oportunidades estas cuestiones se han abordado de manera tecnocrática, como si los espacios geográficos a planificar fueran un papel en blanco sobre el que es posible diseñar sin consideración de las bases naturales.

La gestión ambiental es un conjunto de actividades conducentes al manejo integral del sistema ambiental. Incluye como marco teórico el concepto de sustentabilidad y, en tal sentido, constituye la estrategia mediante la cual se organizan las actividades antrópicas que afectan al ambiente, con el fin de lograr una adecuada calidad de vida, previniendo o mitigando los problemas ambientales.

El problema de cómo planificar, con qué posiciones concretas, cómo llevarlo a cabo, cómo plasmar en la realidad ideas abstractas, son reflexiones que han sido el ejeconductor, no sólo de los debates, sino también de las críticas que ha experimentado el paradigma ambientalista.(1)

Uno de los modelos de planificación que se aplica para promover la sustentabilidad es el conocido como Presión-Estado-Respuesta (PER) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).(2) Este modelo es una herramienta analítica e integradora que clasifica la información sobre el estado del ambiente según sus interrelaciones con el ámbito social, económico y político a través de indicadores ambientales.

Muchas veces la falta de coordinación y de planificación de las acciones de los gobiernos ha derivado en la ineficacia de sus políticas, y han significado, en las cuestiones ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio, a cero. Por ejemplo, en oportunidades se establecen medidas anticontaminación en los sistemas hídricos, a través de la acción contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se localizan a la vera de los ríos, o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de algunos funcionarios. De esta manera la política ambiental no resuelve, sino que muchas veces profundiza el problema al aplicar metodologías inconducentes.

Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación deben integrales, es decir que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por los detalles. Se requiere coherencia. No es aceptable y racional llevar a los alumnos de establecimientos educativos a juntar papeles, mientras se deja que una industria desvíe sus efluentes contaminantes de la planta de tratamiento. No es sustentable hacer un llamado a la adhesión voluntaria a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquéllos a quienes la producción limpia no les interesa seguirán contaminando libremente.

Es necesario elaborar, acordar y ejecutar una política ambiental incluyendo a los actores sociales y al servicio de los intereses de la sociedad, como parte integrante de la política de Estado como ocurre con la educación y la salud. Y esto implica poner a la investigación científica al servicio de los intereses nacionales, con la promoción del Estado, los ámbitos académicos y los organismos no gubernamentales. Esas políticas además deben ser promovidas según las realidades geográficas de cada Estado y región y no promoverlas exclusivamente según la aplicación de lo que promueven los organismos internacionales.

Es importante tener en cuenta que la elaboración de una política ambiental regional satisface importantes necesidades para todos los sectores comunitarios.

Ella demanda, que cada entidad regional realice un diagnóstico o balance ambiental sobre el proceso histórico de apropiación de los recursos y uso de la tierra, con sus potencialidades y vulnerabilidades. Ello significa elaborar un diagnóstico actualizado, en el que se defina y explique cómo esa realidad ambiental es afectada por su entorno económico, social, cultural, institucional, nacional e internacional.

Cada región muestra una realidad ambiental específica, en sus recursos naturales en la diversidad y magnitud de los problemas que debe enfrentar, en las capacidades y compromisos de sus instituciones y en la población, entre otras. Asimismo, la política ambiental supone que cada comunidad definay jerarquice sus desafíos y escenarios futuros, establezca plazos para su cumplimiento, identifique los recursos necesarios y las responsabilidades que corresponden a cada sector como: público, privado, académico, gremios, organizaciones no gubernamentales y comunitarias y de los ciudadanos en general, como también señalar aquellas tareas que requieren la participación de los diversos actores de la región.

Objetivos de la política ambiental

La política ambiental es la fijación de un conjunto armónico e interrelacionado de objetivos, que se orientan al mejoramiento del ambiente y al manejo adecuado de los recursos naturales. A estos objetivos se deben incorporar decisiones y acciones específicas destinadas al cumplimiento de los mismos, con el respaldo de normas, instituciones y procedimientos que permitan lograr la funcionalidad.(3)

Una política ambiental implica un desafío y, al mismo tiempo, un compromiso del Estado y no de un gobierno; además de una profunda participación social.

Como parte de un concepto innovador, no se debe separar lo ambiental de lo social. Hay que tomar conciencia de que los aspectos sociales están ligados al ambiente, así como el ambiente está ligado a la sociedad. Una política ambiental requiere que los ciudadanos sean partícipes en la consecución de los objetivos propuestos. Lograr estos objetivos va más allá de incorporar cambios de actitud en prácticas diarias de trabajo, ya que también se busca que el ciudadano lleve estas nuevas prácticas a sus hogares, las aplique, y así generar ambientes más saludables, sustentables, construidos con conciencia, y sobre todo pensando en el legado que se puede prever para las futuras generaciones.

Los conceptos de gobernabilidad e institucionalidad son fundamentales para la construcción de una política ambiental sustentable.(4) En definitiva, se trata del conjunto de esfuerzos políticos para conservar las bases naturales de la vida humana y promover la sustentabilidad.

Es sabido que no existe un acuerdo general sobre los principios de la política ambiental y que los distintos países lo definen en sus leyes ambientales. Sin embargo, hay algunas bases o principios generalmente aceptados que, en este caso, se extraen de la Ley General del Ambiente de la Argentina (5), pero que aparecen en muchas leyes similares:

• Congruencia: La legislación provincial y municipal deberá ser adecuada a la ley nacional.
• Prevención: Las causas y las fuentes de los problemas ambientales considerarán los efectos negativos sobre el ambiente.
• Precautorio: ante la ausencia de información o certeza científica de peligro de daño grave o irreversible no deberán postergarse la adopción de medidas eficaces.
• Equidad intergeneracional: Los responsables de la protección ambiental deberán velar por el uso apropiado del ambiente por parte de las generaciones presentes y futuras
• Progresividad: Los objetivos ambientales deberán ser logrados en forma gradual, a través de metas proyectadas en un cronograma.
• Responsabilidad: El generador de efectos degradantes del ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las acciones preventivas y correctivas de recomposición.
• Subsidiariedad: El Estado nacional tiene la obligación de colaborar y participar en forma complementaria en el accionar de los particulares en la preservación y protección ambientales.
• Sustentabilidad: El desarrollo económico y social y el aprovechamiento de los recursos naturales deberán realizarse a través de una gestión que no comprometa las posibilidades de las generaciones presentes y futuras.
• Solidaridad: La Nación y los Estados provinciales serán responsables de la prevención y mitigación de los efectos ambientales transfronterizos adversos de su propio accionar, así como de la minimización de los riesgos ambientales sobre los sistemas ecológicos compartidos.
• Cooperación: Los recursos naturales y los sistemas ecológicos compartidos serán utilizados en forma equitativa y racional, el tratamiento y mitigación de las emergencias ambientales de efectos transfronterizos serán desarrollados en forma conjunta.

Estrategias de planificación ambiental

Para el caso argentino, por ejemplo, a partir de la información provista por el sistema de indicadores ambientales (6), teniendo en cuenta el saber local disponible, se debe realizar una convocatoria estatal (en forma asociada Nación y provincias) en cada provincia, sobre un área limitada de las mismas (para que la iniciativa sea viable),con la finalidad de discutir con los productores y comunidades locales una estrategia sustentable para el desarrollo local y un proceso de transferencia de tecnología ambientalmente apropiada disponible en el país.

La idea es que si esa estrategia deviene en planificación con participación vinculante de productores y comunidades y logra resultados exitosos debería ser un punto de referencia para la réplica a nivel provincial.

Se trata de una estrategia de planificación que va de lo particular a lo general en la ejecución y con una política centralizada en lo conceptual por eco región.

En el marco de esa estrategia, por ejemplo, no se propone un enfrentamiento entre la soja y la ganadería, ni entre la agricultura y el bosque nativo, ni entre la preservación y el desarrollo, sino una concertación entre intereses que deben considerarse legítimos entre ellos, apropiados todos por la convocatoria del Estado, que es la única fuente de legitimación en el orden constitucional. Nada más alejado de la realidad argentina actual.

La necesidad de incorporar la dimensión ambiental, así como la participación ciudadana en los instrumentos de ordenamiento territorial –que abarca la planificación ambiental-, exige utilizar nuevas metodologías de planificación que promuevan un uso del territorio en forma sustentable, es decir conciliando los intereses económicos, sociales, políticos y ambientales, tanto el corto como en largo plazo. En el ámbito de las evaluaciones ambientales el instrumento metodológico denominado Evaluación Ambiental Estratégica comienza a ser cada vez más aplicado de forma de complementar protección y calidad ambiental con desarrollo económico y social. Este enfoque facilita tener una visión de amplio espectro que permite evaluar de forma rápida los impactos de la planificación territorial en el marco global de los objetivos propuestos de calidad ambiental (7).

Componentes de la planificación ambiental

Se brinda a continuación un cuadro en el que se aprecian los componentes de una planificación ambiental estratégica con sus etapas y componentes en términos de los aspectos que involucra el estudio que debe realizarse sobre el espacio geográfico a desarrollar.

La administración del ambiente incluye la evaluación, planificación, gestión o manejo ambiental de una forma adecuada tratando de dañarlo lomenos posible y realizando una utilización sostenible de los recursos naturales. Primero es necesario estudiar y después planificar hasta llegar al objetivo y gestionar.

Sustentabilidad de los proyectos ambientales

El concepto de sustentabilidad desde el punto de vista de los proyectos tiene una dimensión ambiental que se relaciona con asegurar las condiciones de vida de las generaciones futuras. Esta dimensión es muy distinta a otras de carácter económico y socio organizativo, aunque están interrelacionadas.

La preservación de las condiciones de vida para futuras generaciones implica, entre otros, ejecutar un conjunto de acciones y medidas que generalmente se agrupan bajo la denominación de desarrollo sustentable.

La dimensión ambiental tiene muchos niveles que van desde el nivel micro hasta el nivel internacional (los países ricos se quejan de la disminución de los bosques tropicales localizados en países menos desarrollados). Esto significa que debe tomarse una variedad de medidas en muchos niveles para poder alcanzar el objetivo de preservación de las nuevas generaciones, lo cual lo hace sumamente complejo.

Es necesario señalar que en materia de medidas ambientales, incide fundamentalmente si la base social y administrativa es lo suficientemente sólida como para sostener las medidas que se adopten como resultado de la ejecución de un proyecto ambiental.

Bajo la premisa anterior, la principal causa de la falta de sostenibilidad de los proyectos ambientales puede ser la participación desigual de la gente en los costos y beneficios del proyecto, a causa de los problemas relacionados con la tenencia y los derechos de uso del suelo y los recursos tradicionales.

Por ello es necesario tomar algunas medidas como las siguientes:

• Efectuar la integración genuina de las comunidades y pueblos locales a la planificación e implementación del proyecto.
• Establecer la jurisdicción clara, a largo plazo, sobre el recurso natural, enfatizando la participación local en la toma de decisiones.
• Involucrar a los líderes locales en la protección, para evitar la explotación o colonización ilegal.
• Proveer alternativas para compensar, equitativamente, a la población local que sufre pérdidas.
• Proteger los hitos culturales importantes y los modelos de uso de los recursos.

En definitiva, generar proyectos ambientales significa poner en práctica la sustentabilidad en los distintos ambientes y territorios de un país, lo que constituirá una condición “sine qua non” para el bienestar de sus habitantes. www.ecoportal.net

Diana Durán. Del libro. “Proyectos ambientales y sustentabilidad”. Colección Nuevos Paradigmas. Buenos Aires: Lugar Editorial, 2012.286 pág. ISBN: 978-950-892-398-1.

El libro “Proyectos Ambientales y Sustentabilidad” aborda las trazas del medio ambiente contemporáneo, a través una síntesis crítica de su complejidad que permitirá a sus destinatarios -estudiantes y docentes de carreras afines y población en general, interesados por la problemática ambiental-, comprenderla y actuar en consecuencia.

Cuestiones como la ordenación del territorio, la planificación y política ambiental, la evaluación del impacto ambiental, el control de la contaminación, los riesgos ambientales, la gestión de proyectos y la educación ambiental integran con una perspectiva integral los distintos capítulos del libro.

El libro podrá constituir una herramienta sustantiva para la formación y capacitación docente y técnica, la gestión de proyectos y la educación ambiental.

Referencias:

(1) MATEO Rodríguez, José y otros (2006). Ordenamiento ambiental en territorios urbanos: el caso de la provincia ciudad de la Habana (proyecto Caesar) Facultad de Geografía, Universidad de La Habana Facultad de Geografía, Universidad de La Habana, Cuba.

(2) ARREDONDO GARCIA, María Concepción (2006) Modelo multi-escalar de indicadores como herramienta para la planificación ambiental en la región del golfo de California. Tesis doctoral. http://manejo.ens.uabc.mx/…

(3) FRERS, Cristian. (2008) Cómo desarrollar una política ambiental. http://www.ecoportal.net/…

(4) FRERS, Cristian. (2009) La problemática de una falta de política ambiental. http://www.ecoportal.net/…..

(5) ARGENTINA. (2002) Ley General del Ambiente. Ley Nro: 25675 – Bien jurídicamente protegido. Sancionada el 27/11/2002. Publicada en el Boletín Oficial del 28/11/2002

(6) ARGENTINA (2009) Sistema de Indicadores ambientales. Secretaría de Ambiente de la Argentina http://www.ambiente.gov.ar/….

(7) RIVAS, Marcela. ZELEDÓN, J. (2002) La planificación ambiental estratégica en los instrumentos de Ordenamiento Territorial. Caso de estudio: el Plan regulador Intercomunal del Alto Aconcagua (PRIAA), provincias de San Felipe y Los Andes, V región, Valparaíso, Chile. Revista Proyección Nº 2. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo.

Artigo socializado pelo Ecoportal.net e publicado pelo EcoDebate, 14/05/2012

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